Entrevista a la escritora
Eila Medina
en Las Canteras
Por Teresa Iturriaga Osa
“El mar para mí es como el abrazo de tu madre cuando llegas
a casa y ella te dice que todo está bien,
que ya estás a
salvo porque ella siempre te va a ayudar”.
- En tus libros de psicología femenina
hablas de la importancia de convertirnos en la mujer que queremos ser haciendo
las cosas que nos permiten brillar. ¿Crees que La Playa de las Canteras es uno
de los lugares que tenemos más a mano para conectar con nosotras mismas?
- En efecto, el agua es un potente sanador del cuerpo y del alma. Yo necesito el abrazo del mar. Cuando llego a Las Canteras, llego como una niña llorando a casa, me descalzo y siento cómo todo lo que me agobia se va disolviendo en el mar que se lleva lo que ya no me sirve y lo trasmuta en el océano. El mar para mí es como el abrazo de tu madre cuando llegas a casa y ella te dice que todo está bien, que ya estás a salvo porque ella siempre te va a ayudar. A mí me encanta El Confital, de hecho, mi primer libro “Mujeres que brillan” nació allí. Mi segundo libro “Reconoce tu valor” se gestó en Agaete, porque mi padre es de Guayedra. Para mí, en esta isla, hay dos lugares costeros de potente energía: la Playa de las Canteras y Agaete.
- Tu libro “Mujeres que brillan” (Ed. Ishtar
Luna-Sol / información: www.cosmologiafemenina.com) es una guía para descubrir tu propósito y tu
grandeza en esta vida.
- Así es. Insisto en la necesidad de amarse, reconocerse, valorarse. A través de unas reflexiones y unos ejercicios prácticos en cada capítulo, el libro va analizando los esquemas erróneos que debemos dejar atrás para para avanzar hacia nuestra verdadera esencia. Desterrar los juicios de valor ajenos que nos impiden realizar nuestras pasiones, nuestros sueños, y que frenan el desarrollo personal. Muchas veces, aquello que hemos aprendido que es lo correcto no es más que un corsé que hay que rasgar y romper para liberarse de esas ataduras externas. Porque en el momento en que amas cada parte de ti de forma completa, con tus luces y tus sombras, sin juicio ni culpa, te das cuenta de que todo forma parte de un complejo proceso de evolución. Nada está de más. Esa eres tú. En mi libro “Reconoce tu valor”, comienza un viaje sin regreso a las infinitas posibilidades existentes en ti en este momento. Si lo crees firmemente, puedes alcanzar las estrellas, todo lo puedes transformar. Es evidente que en muchos lugares del planeta hay mujeres que siguen el dictado de un sistema que les convierte en seres indefensos, con una posición de debilidad injusta. La creencia en una maternidad que debe sacrificar la vida de una mujer reduciéndola a los deberes domésticos y al cuidado de los hijos ha hecho que, durante siglos, muchas hayan enfermado por agotamiento y tristeza. Decir sí cuando queremos decir no, ser la última de la fila en prioridades y obedecer con discreción y silencio, son reglas de comportamiento que hoy por hoy hay que desterrar. Todo ese proceso de liberación no es fácil, pero cuando se es consciente del cambio, ya no hay vuelta atrás.
- Una gota de mar es parte del océano…
¿crees que el éxito de una mujer repercute en todas las demás?
- Por supuesto. Cada mujer que obtiene un logro es un triunfo para el mundo femenino. Las mujeres estamos unidas y colaboramos las unas con las otras. Y cuando no es así, cuando la envidia aparece, también debemos entenderlo como un aprendizaje. Me explico. Cuando una mujer que no se permite ser quien es enjuicia a una mujer triunfadora, en realidad, está reconociendo a una maestra que le recuerda el trabajo que tiene por hacer y ella también rompa con el esquema. Le sirve de espejo. Es así de sencillo: como ella se enjuicia, enjuicia a la otra y, por ello, la envidia. Por lógica, si yo no reconozco mi valor, entonces, no sé cuál es mi propósito en esta vida y eso me lleva a fijarme en otra persona… ¿Por qué? Porque estoy perdida, desconectada de mí misma. Sin embargo, yo estoy convencida de que cada mujer tiene su valor y nadie le quita a nadie su parte del pastel.
- Siempre que regresas de tus viajes bajas a
darte un baño a Las Canteras… ¿Echas mucho de menos la playa cuando te vas?
- Yo soy isla, no puedo vivir lejos del mar.
Esta playa urbana, con sus aguas vírgenes, sin contaminar, es un bautizo, nos
hace renacer. Soy consciente de que las personas que vivimos aquí no nacimos
cerca de sus orillas por casualidad, sabíamos que esa playa estaría ahí en
nuestra vida porque nos sostiene. Es una bendición.
- Sí, es un verdadero milagro. Gracias, Eila.
Fuente de la entrevista:
www.miplayadelascanteras.com
Los libros pueden conseguirse en todas las librerías
/amazon
y la plataforma digital www.cosmologiafemenina.com
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