viernes, 31 de mayo de 2024

 

Verano en almíbar 

de Teresa Iturriaga Osa

Relato incluido en la antología de varios autores "El verano de tu vida"

 M.A.R. Editor, mayo 2024.


Suena la música y se gobierna el mundo solo, caen los imperios, se deshacen los ovillos de seda sin hervor de cicatrices... Al ritmo de un bolero, las heridas se cierran solas en un albedo que anestesia... Asciende una quilla desde las capitales del sueño.

 

       Una gaviota centinela pasaba por el horizonte cuando me senté frente a la Playa de las Canteras, en la terraza debajo del apartamento de mi amigo Wolf. El sol traspasaba la copa de vino mientras mi mente voladora observaba y escribía jeroglíficos sobre la arena. Cerca de mi mesa, un señor mayor me miraba de reojo, quizá le recordara a un viejo amor. Su cabello de plata era como una nasa de sargos tristes que volvían al puerto sin impulso… Otros llenarían las despensas a cambio de su libertad.

    

     Yo llevaba puesto el colgante que me había comprado en el Gran Bazaar de Estambul. Creía que la piedra de calcedonia azul, al contacto con la piel, tenía poderes sobrenaturales que podrían guiar mis pasos hacia la claridad. Olía a salitre, a almíbar estival. Entonces me vestía al estilo adlib con sandalias mallorquinas de esparto y un turbante de colores me ayudaba a diluir los problemas del día a día. Me encantaban los detalles étnicos, los bolsos de macramé, pulseras de piedras, botones de nácar, cinturones de cuero, pendientes de fantasía… Aquella tarde, llevaba una falda roja cartujana que me habían regalado por mi cumpleaños. La falda tenía vida propia desde que un corro de conchas y algas ribeteadas decidieron habitar en el encaje. Se me enganchaba al caminar y, al salir de casa, me había dado cuenta de que empezaban a armarse un lío. Por eso, fui acercándome disimuladamente a la barandilla del paseo para desenmarañar su vocerío. Uno, dos y tres. Toques de varita… Et voilà!  Desorden arreglado.

     Era la noche de San Juan, un gentío abarrotaba la arena, las familias buscaban un entorno donde colocar su tenderete para pasar la noche mágica y bañarse juntos entre guitarras y tertulias. Un ritual antiguo en pleno solsticio con el que sacar una larga red de bendiciones fertilidad y prosperidad para todo el año del vientre del mar. Las enormes palmeras de fuegos artificiales en la oscuridad solían ser un espectáculo a las doce en punto, un homenaje a los ciudadanos que celebraban con arraigo las Fiestas Fundacionales de Las Palmas de Gran Canaria. A partir de las ocho, no quedaba un hueco donde sentarse en la arena, un jolgorio de barbacoas que durarían hasta la madrugada. Marea llena. Niños, niñas, jóvenes, pandillas enteras ocupaban la orilla entrando y saliendo del agua. Imposible explicar la amistad, la complicidad y el reencuentro que se daba esa noche. La Playa del Arrecife formaba parte de nuestros genes del alma, esos elementos constitutivos de nuestra personalidad que ya eran nuestras pertenencias, afectos y letras inscritas en las manos y en el rostro. De repente, me quedé suspendida en el aire, rezando al cielo como una vez lo hice a orillas del Bósforo. Flotaba. Debían de ser los efectos del vino blanco, un peligro. Oí que alguien me llamaba y levanté la cabeza hacia los edificios. Era mi amigo. Me hizo un gesto para que subiera y así lo hice.

     La casa de Wolf estaba llena de obras de arte, decorada con un gusto exquisito, había sido propietario de una tienda de antigüedades en el Barrio Gótico de Barcelona con su compañero José, y al mudarse, se lo trajeron todo a Canarias. Vivía rodeado de libros, discos, arte y belleza. Entrar en aquel espacio era como entrar en la Mezquita de Süleymaniye. Una plegaria encendida. Desde allí se oía lejano un rumor de aguas frente al Atlántico que se posaba sereno en La Peña la Vieja. Aprendía mucho con Wolf Hewer. Era muy culto dentro de su universo. Leía novelas y revistas científicas en inglés y alemán. Con un sencillo bañador y unas gafas de buceo, solía descender a la playa por la rampa de la calle Galileo y nadaba alrededor de La Peña varias veces al día. Era pura naturaleza, como un arrecife, una cala de confites, una alfombra de seba. Huía de las teorías. Aquel hombre de porte elegante llamaba la atención. Su carrera de modelo por el mundo le llevó a conocer lugares paradisíacos en Indonesia, Sudamérica, Sudáfrica, pero, en los años setenta, cuando llegó a Gran Canaria, se enamoró perdidamente de Las Canteras. Había viajado con unas modelos americanas a rodar un spot publicitario para la revista de moda francesa Marie Claire y todas le animaron a comprarse una casa frente al mar. En su atalaya de ocaso vivía desconectado del ruido.

     Al atardecer, sentados en la terraza, con la mirada perdida en el azul y dos copas de oporto, empezamos a charlar sobre sus memorias de juventud, cuando nos interrumpió el fuerte sonido de la megafonía. Desde la policía anunciaban que en sus dependencias municipales de la Plaza de Saulo Torón se encontraba un menor de aspecto chino con un bañador amarillo y, a los dos segundos, corrigieron la descripción detallando que más bien era japonés y, para rematarlo, ante la duda, dijeron que era oriental. Wolf y yo estallamos en risas, porque más que un aviso de socorro, parecía un chiste. Surrealista. La artrosis le cruzaba el cuerpo vencido, pero él seguía erguido pese a todo. Nunca perdía de vista el sentido del humor. Después de la anécdota, proseguimos con nuestra conversación. Mientras él hablaba, yo seguía con la mirada un tapiz en su salón. Siempre me gustó aquel lienzo con imágenes de elefantes ensortijados y tigres en la jungla. ¿Serían reales o fruto de la imaginación de las gentes? Quizá era una leyenda hindú con símbolos secretos que nuestra cultura no podía comprender. 

        —¿Lo compraste en alguno de tus viajes a la India?

        —Sí, señora.

        —Siempre he querido ir allí, por la fascinación que me produce su cultura ancestral. Pero, sobre todo, porque Gandhi dio su vida por la libertad y nos enseñó la fuerza de la no violencia. Me encantaría sumergirme un par de meses en un ashram.

        —No te dejes seducir por las fantasías que te cuentan, amiga mía. Si yo te contara lo que me sucedió en Nueva Delhi…

        —Cuéntame.

        —Resulta que después del rodaje de un anuncio para Dunhill, regresé al hotel de lujo con todo el equipo de producción y, entonces, recordé que necesitaba un par de calcetines de ejecutivo. Bajé al hall y el portero me explicó que en la misma acera podía encontrar una zapatería con marcas occidentales. Productos muy caros que solo podían permitirse los turistas y las clases adineradas. Seguí sus indicaciones y entré en la tienda. Pero cuál sería mi sorpresa cuando, al salir, sentí un bulto en los pies. Alguien lo había lanzado al pasar. Abrí la tela que lo envolvía y era un bebé recién nacido.

        —Qué barbaridad. Seguro que su madre no podía alimentarlo y prefirió dejarlo en manos de un hombre rico como tú. Una miseria.

        —Nunca he podido quitarme esa imagen de la retina. Me perseguirá hasta que me muera. No pude hacerme cargo de él.

        —Eres un baúl de sorpresas —murmuré—. Un maestro.

     El silencio se hizo en la terraza. Con su torso desnudo, curtido por el sol, disfrutaba del paisaje, era como un cuadro viviente con las puertas abiertas al océano.

     Todo aquello se fue, pero su lumbre no se olvida. Nunca les dije adiós a mis seres queridos muertos. A Wolf tampoco. No podía aceptar esa separación para siempre. El día que murió, la calcedonia azul me hizo comprender que el vacío avanzaba por la calle de las niñas pobres. El día que murió, su cuerpo de incienso unió las aguas del Mar Negro con el indomable Marmara. El día que murió, El Charcón gritó tan fuerte como un deseo de paz en reboso. El misterio del tiempo pendía de un hilo lunar, en el Muro Marrero la marea pasaba despacio y su colchón de burbujas se hundió en el jable para no desvelar nunca más sus secretos…

https://www.mareditor.com/narrativa/el_verano_de_tu_vida.html

El verano de tu vida

ISBN: 978-84-17433-89-5 • 320 páginas

 


INFORMACIÓN DEL LIBRO:

Cada historia de verano tiene recuerdos de infancia y adolescencia, de primeros amores y primeros desengaños, de aventuras, de historias con final feliz, y en otros casos historias terribles. Los calores del estío incitan las pasiones, tanto las amorosas, como las destructivas.
El verano de tu vida te propone vivir los veranos de otras personas, y quizá rememorar aquel verano que aún te hace soñar.
M.A.R. Editor ha reunido en este volumen a muchos de los más destacados autores de relato de las últimas décadas y a grandes novelistas con una muy interesante obra breve. Todos ellos nos cuentan historias veraniegas, en muchos casos con pretensiones de confesión o recuerdos de sus andanzas, otros desde la falsa autobiografía, y gracias a ellos lo peor de lo pasado muere y los dioses antiguos nos insuflan nuevos deseos, energías y esperanzas. Descubrimos cómo fueron sus amores frustrados, pero también los que tuvieron final feliz, sus viajes, las pérdidas que vivieron, y también las ilusiones que les hicieron vivir y descubrimos que son iguales que las nuestras. Algunos bañan sus recuerdos de humor para hacernos más grata y más refrescante la experiencia, y otros nos hacen subir la temperatura.
Estos relatos, ideales para leer en momentos de dolce far niente, nos ponen bajo la protección mitológica de la griega Theros, de la romana Aestas o de la celta Dana, y, una vez vivida la noche más larga del año, nos animan a descansar compartiendo las ajenas ensoñaciones.
La selección de relatos y autores y la edición ha corrido a cargo de Miguel Ángel de Rus, bajo el lema "Docere delectando" o “enseñar deleitando”.

Autores

M.A.R. Editor ha reunido en El verano de tu vida una selección de los mejores autores de nuestra época.

Aparecen en este libro textos de Gustavo Martín Garzo, Luis Mateo Díez, Andreu Martín, José María Merino, Andrés Trapiello, Joaquín Leguina, Juan Pedro Aparicio, Fernando Savater, Marcos Giralt Torrente, Francisco Nieva, Luis Alberto de Cuenca, Miguel Ángel de Rus, Jesús Salviejo, Bernar Freiría, Pascal Buniet, Eduardo Bastos, Samuel Marina Franco, Javier de la Cruz, Manuel Cortés Blanco, José Ignacio García, Amira Avil, David Acebes Sampedro, Tomás Pérez Sánchez, Rafael Guerrero, Enrique Pérez Balsa, Fernando Alonso Barahona, Antonio Miguel Morales, Teresa Iturriaga Osa, Juan Gil Palao, Irel Faustina Bermejo, Laura Garrido Barrera, Eugenia Kléber, Ángela Martín del Burgo, Sonia Yáñez Calvo, Javier Hernández Velázquez, Pablo Vázquez Pérez, José Antonio Martín Viñas, María Luisa de León, Elena Puchalt Ruiz y Lucía Collini.

Están particularmente representados los grandes autores de la generación nacida entre los años 40 y 50 y los de la valiosa generación del babi boom, nacidos en los años 60 y grandes agitadores de la literatura de nuestro tiempo. Junto a ellios un pequeño grupo de autores muy jóvenes que vienen a tomar el relevo con sus obras.

La selección de autores y textos y la edición literaria del libro ha corrido a cargo de Miguel Ángel de Rus.

Prólogo de Miguel Ángel de Rus


Cuando pensamos en novelas relacionadas con el verano, sea de forma literal, o metafórica, nos vienen a la cabeza autores como Cesare Pavese, Fernando Fernán Gómez, Gabriel García Márquez, Thomas Mann, Françoise Sagan, Albert Camus, Rafael Sánchez Ferlosio, Marguerite Duras, Haruki Murakami, Patricia Highsmith, Siri Hustvedt, J.M. Coetze, William Shakespeare, o en el estío de Valle-Inclán, entre otros muchos escritores que han iluminado nuestras horas de lectura. Sin duda, el verano inspira a las mejores mentes.

Cada historia sobre el verano tiene recuerdos de infancia y adolescencia, de primeros amores y primeros desengaños, de aventuras, a veces de historias con final feliz y, en otros casos, historias terribles, porque los calores del estío incitan las pasiones, tanto las amorosas como las más terribles, vengativas y destructivas. El solsticio de verano, al menos en el hemisferio norte, incita al cambio, a la renovación, a quemar lo viejo y a revivir. Lo peor de lo pasado muere y los dioses antiguos nos insuflan nuevos deseos y esperanzas. Por ello hemos reunido a un generoso grupo de autores para que nos cuenten sus historias, las compartan con nosotros y sepamos cómo fueron sus amores frustrados, sus viajes, las muertes que vivieron y también las ilusiones que les hicieron vivir.

Hemos reunido en este volumen relatos y una poesía final de: Gustavo Martín Garzo, Jesús Salviejo, Bernar Freiría, Andreu Martín, Pascal Buniet, Eduardo Bastos, José María Merino, Samuel Marina Franco, Javier de la Cruz, Andrés Trapiello, Manuel Cortés Blanco, José Ignacio García, Amira Avil, Joaquín Leguina, David Acebes Sampedro, Tomás Pérez Sánchez, Rafael Guerrero, Francisco Nieva, Enrique Pérez Balsa, Fernando Alonso Barahona, Antonio Miguel Morales, Luis Mateo Díez, Teresa Iturriaga Osa, Juan Gil Palao, Irel Faustina Bermejo, Laura Garrido Barrera, Juan Pedro Aparicio, Eugenia Kléber, Ángela Martín del Burgo, Sonia Yáñez Calvo, Javier Hernández Velázquez, Fernando Savater, Pablo Vázquez Pérez, José Antonio Martín Viñas, Marcos Giralt Torrente, María Luisa de León, Elena Puchalt Ruiz, Lucía Collini, Luis Alberto de Cuenca y del responsable de esta edición, Miguel Ángel de Rus.

Como se puede ver, participan una buena parte de los autores más importantes de las últimas décadas junto a autores de obra sólida, quizá menos conocidos en el momento de aparecer en esta edición, pero quién sabe en unas décadas. Todos ellos han pretendido contarnos historias veraniegas, algunos desde la confidencia de hechos reales, otros desde la falsa autobiografía, y no faltan quienes han fabulado sin más límite que su humor.

Todos nos hemos puesto bajo la protección mitológica de la griega Theros, sinónimo de verano, quien era representada como una mujer joven, generalmente con sus hermanas, que llevaba una corona de espigas de trigo, representando al verano como época de cosecha. Habrá quien se haya puesto bajo la protección de la romana Aestas. Aunque sin duda habrá quien haya pensado en la mitología celta y esa deidad llamada Dana a la que asocian al sol y denominan como la Diosa del Verano, identificada con colores como el rojo, el naranja o el dorado.

El verano de tu vida te propone vivir los veranos de otras personas y quizá rememorar aquel verano aún te hace soñar. Pasen y lean.

 Fuente: https://www.mareditor.com/narrativa/el_verano_de_tu_vida.html


martes, 21 de mayo de 2024

 

Allí se elevan sus alas




                    La isla es una ínfima meseta

materia que choca con el horizonte

como un buque mercante vacío sobre las rocas—,

suspendida en el azul turquesa.

Pianosa la llaman desde antiguo,

humilde, tímida presencia de tierra.

                        Su vientre de madre alberga nidos,

                                                     pájaros de paso, treguas.

 


        El eco responde al fragor del mirlo

mientras mil gaviotas ocupan

                                  los tejados de barro,

chimeneas de luz sólo cunas

al abrigo del viento elbano.

Es un rito perenne, mayo

es el croar de las ranas,

                         el cortejo y la cría.

 


Hay un ritmo natural, matices

que aclaman la vida, la pintan de rojo

una forma de ser y estar desnuda en el mundo—,

aunque lo humano se empeñe en aplastar

                                            su jolgorio de trinos.

Allí se elevan sus alas, cabeza, torso

erguido, con esa harina de fuerza

que fermenta el pan de cada día.

 

  Teresa Iturriaga Osa

Spiaggia dell’Enfola, Isola d’Elba,

mayo 2024.

 


viernes, 19 de enero de 2024



🍀

 

🍇María Del Río Iturriaga 🌿

🍊Pasión de chef🍒


Entrevista por Teresa Iturriaga Osa
🍎

—María, supongo que tu ambiente familiar, inmersa en la hostelería de alto nivel y la cocina de autor de tu abuelo, influyeron en tu destino. ¿Qué sientes cuando cocinas? Cuéntanos.

M.Efectivamente, la pasión familiar por la cocina me llevó a la convicción de que también era mi camino. Mi abuelo materno de origen vasco, el chef Juan José Iturriaga, fue para mí un gran maestro. Pionero de la cocina creativa desde los años sesenta, con premios nacionales en Francia y en España, revolucionó la gastronomía de la jet set en Mallorca al frente del famoso Castillo Hotel Son Vida, propiedad de los Príncipes de Mónaco durante más de una década. Me emociona recordar que en mi infancia veía siempre a mi abuelo trabajar sin descanso con su chaquetilla blanca en el Restaurante Iturriaga de Bilbao, donde obtuvo con orgullo su Estrella Michelín. Por eso, su legado corre por mis venas al sentir la cocina como un arte. Inspiración. Pura pasión.

Cuando era niña, en casa cocinaba mi madre y, al llegar del colegio, todo olía a hogar. Ella siempre ha sido la inspiración para todos. Como escritora mantiene el lema “con lo que tengo, cocino”, una metáfora que aplica a su propia vida, tanto en el ámbito literario, como en su desarrollo personal. Así consigue conquistarnos con sus platos, porque les pone mucho amor. Incluso, mi padre se ha dejado contagiar por esa magia y cuando tiene un poco de tiempo, nos sorprende con sus guisos. Mi hermana Maite, qué decir… Tiene un don natural. Cocina muy bien con el toque francés de su marido Matthieu. Por eso, al cocinar, siento una explosión de emociones, pues haga lo que haga, en la creación reúno todos mis afectos. Allí está presente mi marido Andrea, que me apoya y aplaude con cariño mi creatividad, puesto que es el primero en probar mis nuevas preparaciones. En un gran círculo emocional, enlazo a mis familias, la española y la elbana, a mis buenos amigos, a las personas que aprecio, todas sutilmente reflejadas en el plato. Tengo presentes a los comensales para quienes cocino a través de mis sentimientos, eso da buena vibración a la comida. La vida desde ahí tiene mucho sentido, porque me encanta mi trabajo, me encanta cocinar…

—¿Consideras que las mujeres han sido olvidadas en la historia de la gastronomía? ¿Se ha conseguido una igualdad de oportunidades en este sector? ¿Cuál ha sido tu experiencia personal?

M.—Creo que las mujeres desde el principio han sido las maestras de cocina de sus hijos, de ellas depende que un hombre o una mujer—indistintamente— ame la cocina. Es difícil dar una opinión precisa y objetiva sobre este tema. Es cierto que durante siglos los hombres han tomado las riendas de esta profesión, ya sea en palacios, grandes hoteles, restaurantes o transatlánticos de lujo, centros institucionales, políticos y religiosos. La realidad es que se conocen muy bien los nombres de chefs creativos en el mundo aristocrático, pero ignoramos el trabajo de muchas mujeres que en ocasiones fueron sus maestras en cocina. Desgraciadamente, fueron relegadas al ámbito doméstico. Sin embargo, hay que reconocer que los cánones están evolucionando y la mujer, lentamente, está tomando la posición que le corresponde. Debo decir que mi experiencia personal ha sido por lo general satisfactoria. He encontrado grandes profesionales que me han enseñado los secretos de la auténtica cocina, desde los maestros de Estrella Michelín hasta un pescador que, al llegar a puerto en su barca, te enseña cómo se escaman las sardinas. Todo es importante.

—Algunos pedagogos sostienen que la cocina debería introducirse en la escuela como materia de enseñanza. ¿Te parece una asignatura interesante para la formación del menor?

M.—Creo que sería una idea maravillosa conseguir que los jóvenes, ya desde edades tempranas, tomasen contacto con el mundo gastronómico, puesto que, en la actualidad, muchos padres no tienen la posibilidad de hacerlo por falta de tiempo, debido a las exigencias de su trabajo. La cocina es sinónimo de disciplina, concentración, precisión, pero, sobre todo, de compañerismo. Es importante que el cocinero aprenda la técnica, ahora bien, sin un espíritu de escuadra fuerte, no conseguirá llegar a muchos de los objetivos. No podrá llegar a la satisfacción de un trabajo bien hecho si no valora el esfuerzo del equipo. Es fundamental también inculcar la filosofía de que todos podemos llegar, no importa si no somos altos, flacos, ni tampoco depende del color de nuestra piel o del sexo, ni de una religión u otra. La cocina es para todos, basta tener ganas y empeñarse mucho. Como decía mi abuelo hace unos años en una entrevista de prensa, dando consejos para futuros chefs:

“Quiero hacerles saber, en primer lugar, que es necesario hacer un buen aprendizaje, porque sin esto nada han de conseguir y cocinero no es el que quiere, sino el que puede. Para ello es necesario reunir muchas cualidades, tales como vocación, personalidad, amor a la profesión y espíritu de sacrificio. Todo aquel que posea todas estas cualidades llegará a ser lo que se proponga, pero no debe olvidar también que, si ha sido duro el llegar, más duro y difícil será mantenerse en el puesto que se ha conquistado...”

Además, es una profesión que te da la oportunidad de viajar y conocer nuevos horizontes, como me ha sucedido a mí. Hoy en día se busca cada vez más la excelencia en la gastronomía de los centros turísticos y ser cocinero es una salida profesional muy interesante para la juventud. Las escuelas de hostelería insisten en el estudio de los buenos hábitos alimenticios, el cuidado de la salud, el empleo de los productos kilómetro cero. Hay que trabajar en una cocina del compromiso con la calidad, en platos innovadores que agraden al cliente exigente y sean nuestra tarjeta de hospitalidad. La creatividad que emociona con cada preparación es una forma respetuosa de relacionarnos con las personas que quieren vivenciar nuestra cultura.

—Háblanos de tus nuevos proyectos creativos.

M.—Este es un momento muy importante en mi vida, ya que la Isla de Elba, donde resido desde hace más de diez años, se ha convertido en mi hogar. Y al iniciar el año 2024 he tomado la decisión de encaminar mi profesión hacia un público más amplio. Me explico. Me gustaría cocinar para todo tipo de personas, desde quienes vienen a la isla vía marítima con su barco a quienes tienen su casa de veraneo o vienen a pasar unos días, pero, sobre todo, mi intención es ofrecer al elbano un servicio que no es fácil encontrar en plena temporada estival. Como, por ejemplo, organizar una cena privada en pareja, entre amigos, cumpleaños, aniversarios, celebraciones especiales. O, simplemente, encargar una comida a domicilio porque alguien desee regalarse un día diferente sin tener que ocuparse de cocinar. Me gustaría también colaborar con las personas que se dedican a organizar eventos de cualquier índole, ya sean culturales, deportivos o sociales. No descarto tampoco la posibilidad de dar cursos de cocina a niños y jóvenes, tanto en el sector de la hostelería como en centros educativos. Tengo un proyecto de taller para niños en vacaciones como actividad lúdica cuando el calor se hace insoportable en el exterior. Un taller de cocina práctico, igualitario y participativo. Es una forma de aprender y jugar a la vez, gracias al desarrollo de la creatividad y las habilidades sociales.

—La cocina y la vida hierven en esa mirada tuya de artista, María. Te deseamos mucho éxito en tu camino. Eres única. Avante.

 MariaElbaChef 🍄

     @mariaelbachef

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© MariaElbaChef 

 🍅🍆🍊🌿🍍🍐


lunes, 7 de agosto de 2023

 SILENCIO AL PASO

A mi ama


Al alba

cabalgan los versos

—no sé quién me dicta el silencio.

La fiebre es un misterio que invade,

suelta las crines del cerebro,

                            relincha, arde un instante

y espanta de una vez por todas las moscas

sin altura de miras.

 

Entro en abril y la cera del paso

va cayendo sobre las andas.

Este año algo me dice que mi madre baila

con el pelo suelto en un banco de albohol escarlata

—pues yo quisiera llevarla a hombros,

lavar su rostro bendito—,

agua de rosas, perfume vacío de soberbia…

                                      Andra Mari ya canta.


Las líneas de la mano delatan lugares comunes,

vagones del sueño donde nadie habla.

Y yo los voy a descarrilar. Sí.

                                          Al barranco con todo.

Y que caiga una tormenta libre de juicios,

un respeto de viejos olmos.

Así cada recuerdo estará preso en esa roca

con palabras de tunera.


ANDRA MARI Colección poética de Teresa Iturriaga Osa Editorial Aurora Boreal 2023 Copenhague auroraboreal.net/aurora-boreal/

https://www.auroraboreal.net/aurora-boreal/editorial-aurora-boreal/3170-teresa-iturriaga-osa-andra-mari

 


 Teresa Iturriaga Osa

Doctora en Traducción e Interpretación por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Reside en Canarias desde 1985. Dedicada a la gestión cultural, periodismo, sociología, radio, poesía, ensayo, relato, traducción. Directora de los proyectos interculturales Que suenen las olas (Canarias-Marruecos) y Alar de rosas (España-Honduras). Sus libros: Mi Playa de las Canteras, Juego astral, Revuelto de isleñas, Desvelos, Sobre el andén, Gata en tránsito, Campos Elíseos, En la ciudad sin puertas, DeLirium, El oro de Serendip (L’Or de Serendip edición francesa), Arden las zarzas, Palabra de Gourmet, Al viento Maestral, Andra Mari y El Gladiolo rojo. Se incluye en varias antologías: Orillas Ajenas, Hilvanes, Fricciones, Ecos II, Doble o nada, París, Mujeres en la Historia I-II-III-IV, Casa de fieras, Madrid en los poetas canarios, Pilpil y mojoEn un lugar del Universo (IAC), Palabras descalzas, Sexo robótico, 2120, El mejor poema del mundo 2024 y El verano de tu vida.

 

martes, 1 de agosto de 2023

 

Experiencia de Alana Wilson en el taller-residencia  

impartido por Alfonso Crujera en Gran Canaria






 
El tiempo de aprendizaje y experimentación con el grabado electrolítico junto a Alfonso Crujera fue extraordinario; una maravillosa experiencia inmersiva en un bellísimo lugar natural con el apoyo de un ambiente familiar.





Inicialmente, me intrigaron los métodos no tóxicos de grabado electrolítico, así como el aprendizaje de los nuevos procesos relacionados con la electrólisis, que difieren bastante de los clásicos utilizados en el grabado con ácido. Las dos primeras semanas en el taller estuvimos trabajando con técnicas como la línea sobre barniz duro y la mordida abierta para conseguir áreas tonales, procesos con barniz blando, el grabado electrolítico semiseco (algo muy reseñable, ya que se obtiene el máximo provecho gráfico  tanto en el cátodo como en el ánodo), la galvanización y el grabado electrolítico pasivo. La tercera y última semana me dediqué de lleno a trabajar las planchas e imprimirlas. Alfonso posee un gran conocimiento y maestría en dichos procesos y, sobre todo, está abierto a compartir con los demás su investigación, a menudo, recomendando métodos y recursos que fomentan la experimentación.

La técnica que más atraía mi curiosidad era el grabado semiseco que utilizaba el polo negativo para galvanizar. Aprendí que este proceso es siempre impredecible, al permitir que la superficie de la placa adquiera texturas en función de los materiales que se empleen sobre ella. Fascinante. Entonces, de cara al futuro, nos pusimos a pensar cómo llevar a cabo cada fase en mi propio estudio y su viabilidad me generó un gran sentimiento de confianza para seguir dando pasos en mi investigación creativa con algunos de estos métodos.

Cabe destacar también cómo Alfonso vela por la salud y la seguridad del grabador y del medioambiente durante todo el trabajo en su taller; y tanto los materiales como los procesos que comparte en sus prácticas son muy seguros.

La obra de Alfonso Crujera incluye una amplia trayectoria artística que no se reduce al grabado, sino que abarca muchas disciplinas como el dibujo, la pintura y la escultura. De hecho, durante mi estancia, realizó muchos dibujos que fueron envolviendo mi trabajo en un ambiente inspirador. Crujera es una persona dispuesta a compartir sus creaciones y discutir sus métodos, así como a exponer su filosofía relacionada con la práctica artística en general. Me explicó su creencia en la vida como valor primordial, mucho más importante que el arte. Y esa afirmación se hizo realidad durante mi estancia, desde la discusión sobre la filosofía e historia cultural hasta el intercambio de recetas de cocina, además de conocer a su familia –su mujer Amparo, sus hijos y nietos–, hablar sobre libros, nutrición y bienestar mental, nadar en la piscina local y explorar la isla de Gran Canaria.

Personalmente, confieso haber disfrutado de una experiencia profundamente enriquecedora de aprendizaje y se la recomiendo a cualquier artista que desee ahondar en sus técnicas de grabado en la residencia. *

Alana Wilson


Fuente:

http://es.crujera.com/residencias/artistas-residentes-2019/alana-wilson---juniojulio--/

Pagina web de Alana Wilson

 

* Traducción Teresa Iturriaga Osa