“El Patio” Antiques:
la exquisita tienda de Terri Silverstone
Por Teresa Iturriaga Osa
IN MEMORIAM
ENTREVISTA
“Yo
pagaría por estar aquí. La tienda es toda mi vida. Es más
importante que cualquier otra cosa en mi vida. Lo paso tan bien... Es
como un club. Y, aunque me toque el primer premio de la lotería, voy
a continuar aquí, porque si no tengo una actividad, me aburro
muchísimo.”
-
Terri, si quieres, vamos a empezar nuestra charla recordando un poco
los orígenes de esta tienda... Cuéntame cómo llegaste a Canarias y
cómo se te ocurrió abrir una tienda de antigüedades en Las
Palmas...
-
Bueno, yo abrí esta tienda en el mes de octubre del año 1968, pero
yo ya llevaba nueve años aquí, porque yo llegué a Las Palmas a
finales de 1959. Durante varios años venía a pasar los inviernos,
ya que en verano iba a Grecia, tenía un trabajo allí. Volvía aquí
hacia el mes de octubre, noviembre... y me quedaba hasta abril o
mayo.
-
¿Te quedabas a pasar el invierno para no sufrir el frío de Europa?
-
Sí.
-
¿Y empezaste tú sola en el mundo de las antigüedades?
-
No, fue con mi amigo Bertrand, un amigo francés que es como si fuera
mi hermano. Yo no tenía dinero entonces, así que él puso el dinero
y yo el trabajo. Pero a los dos años, le devolví su dinero y me
quedé yo sola con la tienda.
-
Después de muchos años me parece que has conseguido una lista de
buenos clientes.
-
Sí, bueno, fue haciéndose muy poco a poco, tardé bastante en
formarla, porque los tres o cuatro primeros años tenía que
suplementar lo que podía ganar con traducciones y trabajitos,
porque...
-
No era fácil empezar.
-
No. Y además, yo no tenía experiencia y tampoco tenía bastante
mercancía, porque para vender bien hay que tener la tienda a tope.
Yo cogí la tienda de Nicolás Brusilowski, un amigo, y él me dejó
en depósito unas cuantas cosas que le quedaban de su mercancía para
liquidar, pero los precios eran exorbitantes. Todo el dinero que gané
en la tienda durante varios años lo invertí en más mercancía.
Sobre todo, los primeros años traía mercancía de Inglaterra y algo
de Turquía, porque en verano, como suplemento, vendía ropa muy
original, un poco hippie, pero muy especial, con bordados, etc. Era
ropa que no existía aquí, yo fui la primera en traer ese tipo de
prendas. En cuanto a los muebles y los cuadros, vendía poco al
principio, pero después de cuatro o cinco años, cada vez fue
vendiéndose más y yo iba mejorando la calidad también. Luego,
empecé a comprar en Francia, en París, y mezclaba entonces los
muebles antiguos ingleses con algunos franceses también.
-
¿Y las joyas que se ven aquí?
-
Bueno, esto de las joyas es relativamente nuevo, porque los primeros
años no vendía joyas. Empecé... pues... hará... diez años más o
menos.
-
Y proceden de diferentes países, ¿no? Por ejemplo, tienes joyas del
Tibet, de Estambul...
-
De Nepal también. Cuando yo voy de vacaciones a destinos exóticos,
suelo traer cosas de esos lugares.
-
Bueno, yo siempre te he dicho que para mí es increíble que viajes
sola por esos países donde no conoces prácticamente a nadie y te
adentres en territorios donde supongo que tendrás que acceder a las
aldeas para contactar y negociar con los artesanos... Cuéntame esa
experiencia.
-
Bueno, por ejemplo, en la India y en Nepal, la “lingua franca” es
el inglés, y como yo soy inglesa...
-
¿Pero eres bien recibida como mujer en esas culturas? ¿No te da un
poco de miedo?
-
Noooo... al contrario. ¡Todo lo contrario! En los países donde hay
budismo, se puede salir a la calle cubierta de joyas a las tres de la
madrugada, bueno... en realidad, a las tres de la madrugada no hay
nada que hacer en esos países, es para acostarse a las diez y media
y levantarse a las seis y media. Allí no hay disipaciones nocturnas,
por desgracia... Ja, ja, ja.
-
Ya. Pero tú vas tranquila, quiero decir que no hay delincuencia.
-
No, también es que voy a sitios pequeños como Katmandu... Bien, es
una ciudad grande, pero no pasa nada, en absoluto. Además, siempre
voy con dos o tres amigas o con un grupo pequeño. A mí no se me
ocurre tener miedo, ni en Estambul tampoco tengo miedo, no.
-
Y cuéntame algo de tu último viaje a Nepal, de donde proceden estas
joyas. Sé que fue muy interesante para ti en todos los sentidos,
¿contactaste con nuevos artesanos al azar o ya llevabas una ruta
preparada?
-
Fui con un grupo en un viaje organizado, pero con tiempo libre, y en
casi todos los sitios, la gente venía desesperada porque ya no hay
turismo, por la situación, que desde hace cuatro años va cada vez
peor. Ya casi no hay turismo en Nepal. ¡Sólo quedamos los
intrépidos!
-
¡Como tú!
-
Sí, claro, sólo los intrépidos siguen yendo allí. Pero ahora está
peor aún que cuando fui yo por última vez. Allí la gente se acerca
a ti desesperados por vender. Yo nunca regateaba con la gente porque
son tan pobres que me parece de mal gusto hacer esas cosas, pero hay
gente que sí lo hace y se aprovecha de esa situación. Los precios
son tan bajos de cualquier forma... que...
-
Ellos trabajan el oficio por vía familiar, se lo enseñaron sus
padres, sus abuelos...
-
Sí, y en Nepal, lo mismo que en la parte de la India de los
Himalayas, hay muchísimos refugiados tibetanos y traen las joyas que
pueden como lo único que pueden sacar del país.
-
Y en cuanto a los muebles, escritorios, vitrinas, mesitas, etc.,
¿vendes muchas antigüedades de este tipo?, ¿cómo está la
situación actualmente?
-
Los muebles van vendiéndose muy lentamente.
-
¿Tú crees que ha cambiado el gusto de la gente o es por motivos
económicos?
-
Sí, claro, es por una cuestión económica, porque algunas personas
hablan de “minimalismo”, pero eso no es nuevo, esa tendencia
lleva ya siete u ocho años. Además, el “minimalismo” está muy
bien si tienes una estatua griega o romana y un picasso, porque
entonces no necesitas otra cosa... como mucho una planta... Pero si
no tienes esas posibilidades, es mejor poner una atmósfera en tu
casa con muchos objetos y cuadros, porque tener “minimalismo” con
cosas de Ikea o de El Corte Inglés... psss... no tiene ningún
interés.
-
Terri, ya casi no quedan anticuarios en Las Palmas, aparte de
Guillermo y José Luis y... ¿Hay alguien más? ¿Cuántos sois en
total?
-
Sí, somos tres los que quedamos. El Encante, Guillermo, que
actualmente está cerrado por reformas, y yo. Y... ¡todos nos
quejamos! Ja, ja... pero... ¡bien! Bien, porque finalmente logro
cubrir los gastos. Yo pagaría por estar aquí. La tienda es toda mi
vida. Es más importante que cualquier otra cosa en mi vida. Lo paso
tan bien... Es como un club. Y, aunque me toque el primer premio de
la lotería, voy a continuar aquí, porque si no tengo una actividad,
me aburro muchísimo.
-
Sí, sí, eso se nota. Se nota que te apasiona tu trabajo. Y, para
terminar, dime cuál será tu próximo viaje, ¿dónde te vas esta
vez?
-
Uf... me gusta tanto la India... que me gustaría volver otra vez a
la India. Pero no sé, tal vez, la India del Sur. O... si no... tal
vez Samarcanda y la Ruta de la Seda... Y un día al Japón. Y un día
a Australia, también. Ja, ja, ja... Pero esos son viajes muy caros,
porque si voy a Australia, por lo menos, voy por un mes, porque cansa
mucho, y lo haría en dos partes, además.
-
Bien, querida Terri, ha sido un verdadero placer charlar contigo y
disfrutar del café de Manolo esta tarde. Y, desde aquí, invito a
todos aquellos que aman la belleza a que se pasen un día por la
calle Constantino, nº 7, y se atrevan a cruzar el antiguo pórtico
de esta preciosa tienda de antigüedades que esconde tesoros como los
de los cuentos de “Las mil y una noches”. Orfebrería de Nepal,
Estambul, Samarcanda... En fin... La tienda debería llamarse
“Tentation Terri...ble”, casi no puedo resistirme al deseo de
llevarme todo lo que estoy viendo en las vitrinas. ¡Qué
preciosidad!
(Reportaje publicado antes de su fallecimiento hace unos meses. Es un homenaje, un recuerdo a una mujer valiente y creadora. Descanse en paz.)
Preciosa entrevista Teresa. Maravillosa conversación con una gran persona y amiga. Que pena su fallecimiento. Magnificas palabras...
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