Noches de cuerpo consciente
Óyeme, noche.
Tú... que a estas horas abres tu telón
en bostezo de miradas.
Tú que eres testigo de la nula pasión
por la calle de la fe,
esquina con justicia y sanidad.
Di de una vez tu mentira, tu verdad.
¿Recuerdas los besos locos?
Aquella envidia de juegos a la gallinita ciega,
desmayos en un brinco, risas
mientras la oscuridad armaba su noria
los viernes de cuerpo consciente,
al paso que el alba saludaba
y daba los buenos días.
Abre ya tu cofre lacrado.
Los secretos del gran viaje,
copas, filtros, Oriente de siete sabios,
el manicomio para estampar la ilusión.
Un vuelo de bajo costo
hasta el desorden más lúcido.
Hazme ese guiño que crispa y destapa la vida.
Teresa Iturriaga Osa
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