A cada
paso
Recorro
la ciudad con mis zapatos mágicos,
el camino amarillo del azar,
cruzado
de espinas.
Salto los charcos, río
tréboles
de cuatro hojas
de baldosa en baldosa.
Ruge el
temblor del pasado
encerrado en su círculo magenta.
Una emoción de hojalata
abre y
llueve
almas, ciclos
entre el
barro y el cielo.
Canta el
tornado gigante
mientras te arranco
la estaca
de la mente.
Aquí lo único que importa
es seguir.
Entrar en el mundo de Oz.
Teresa
Iturriaga Osa
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