Relato
La Corte dei Miracoli
Teresa Iturriaga Osa
La Contessa Lara había
empezado a olvidarlo, a conciencia, por salud. Aquel hombre la desconcentraba
mucho de sus deberes. Llevaba meses en silencio, suspirando por sus halagos,
encendiendo velas ante cualquier altar. Inimaginable para una mujer de clase alta
corresponder a un caballero a primera vista, nada más conocerse. Un largo
protocolo de acercamiento obligaba al aspirante a ciertos requisitos para
obtener sus favores femeninos. Por supuesto, la naturaleza de aquella mujer
-cuyo verdadero nombre era Eva Cattermole- se mostraba tan educada ante el
escritor Mario Foresi que nadie podía sospechar que esa forma suya de ignorar
la pasión era puro teatro. Los ojos negros tendidos al sol, los ademanes
sinuosos del rayo interior que le taladraba los sentidos de punta a punta...
Todo, absolutamente todo, bajo control. Tenía que manejarse con soltura
contenida ante el mundo aristocrático de Foresi, recluido en su palazzo
fiorentino del corso dei Tintori, donde escondía sus pulsiones con una luz
desvaída de emoción y de sangre. En el atrio, una antigua inscripción de piedra
presidía la noche como un mal augurio: Amici nemici - parenti serpenti - cugini
assassini - fratelli coltelli.
Villa Foresi / Lacona, Isola d'Elba.
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