TRAGEDIA EN EL MAR CANARIO… ¿HASTA CUÁNDO?
PROYECTO SED DE PALABRAS
***
IV. Restos
del azar
Hay un hueco entre manglares
donde se quedaron muchas cosas.
Saladas, dulces, desabridas o picantes,
las recuerdo únicas.
Se perdieron en el tránsito del tiempo,
juego de sombras,
ebullición de hierros,
ases contra ases.
Fue de repente.
Un intersticio húmedo rugió
desde el corazón de la jungla
y lo salvaje se adentró
por las esquinas más cándidas de mi piel.
Eclosionaron las esporas,
hombres arácnidos de corte oriental
se abalanzaron contra mí.
Ciega busqué las yemas trémulas
de algún setero a flote,
te busqué,
pero te escondían bajo un nicho de larvas.
Un enredo de bruma y viento elevó su puño contra mi
conciencia.
¿Es malo dejarse soñar?
Lo hice.
Corrieron verdes ríos de esperanza.
Vestí mi desnudez con las flores del musgo.
Y en la torpeza del invierno, en
manos del azar,
mis pasos desafiaron la corriente,
viví la oscuridad del golfo, las tormentas. Allí me quedé.
Dos pájaros fueron testigos de mi naufragio,
vieron cómo me fui a pique,
sus alas chocaron contra el nido, de verdad
que no pudieron ayudarme.
Al renacer, los saludé y deseé celebrar nuevas exequias.
Un huracán de versos cayó sobre su espalda.
Entonces, se giraron,
increpando al altísimo decir,
y esa mirada aplastó su frente
con mil huellas de elefante.
Anunciaba que
no están en venta los manglares.
***
Poema de Teresa Iturriaga Osa / Imagen de Sira
Ascanio
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