25 DE NOVIEMBRE
SE ACABÓ ESE “AGUANTA, HIJA MÍA”
Golpe a golpe, beso a beso, las relaciones
tóxicas van distorsionando el mundo psíquico de las personas, despojándolas de
todos los recursos que podrían ayudarlas a escapar de su prisión. En varias
ocasiones, he podido comprobar que las mujeres maltratadas acaban justificando
la agresión culpándose a sí mismas por su comportamiento. Es el resultado de un
complejo proceso que ha ido minando su autoestima hasta los huesos,
inmovilizando su conciencia y capacidad de reacción emocional para salir del
dolor y la confusión.
Y es que, a las mujeres, durante años se nos
ha querido educar en la sumisión y la obediencia, de tal modo que se ha llegado
a confundir nuestra identidad con virtudes predicadas hasta la saciedad en casa
y en el colegio. No aceptarlas, te convertía sin remedio en la oveja negra de
la tribu, una rebelde sin causa, indigna del clan. Sin embargo, callarse
suponía renunciar a nuestras esperanzas, deseos, y, sobre todo, a nuestra
libertad de expresión y pensamiento, para convertirnos en seres sin criterio.
Eran tiempos en que tanto las madres y las amigas como el propio párroco o el
médico de familia nunca habrían animado a nadie a denunciar los hechos de
violencia conyugal, y no tenían más consejo que la famosa frase "Aguanta,
hija mía". La solución consistía en ocultar la verdad de un modo hipócrita
y cobarde al defender un catecismo que, solapadamente, nos venía a decir:
"algo habrás hecho para obligar a tu hombre a tratarte así". Ver para
creer...
Por fortuna, la sociedad va tomando
conciencia del delito y hoy se invierte en programas, asociaciones y centros de
acogida donde la mujer maltratada puede recomponer su alma torturada. Por eso,
cada 25 de Noviembre, volvemos a recordar la importancia de reeducar en valores
de respeto.
Hombres y mujeres del ámbito docente, prensa, televisión, publicidad, redes, cine, moda, música, arte, literatura… Seamos conscientes de la necesidad de erradicar los malos tratos con nuestra protesta, nuestra denuncia.
Teresa Iturriaga Osa
No hay comentarios:
Publicar un comentario