“Mery Malde, la voz de un ruiseñor”
In memoriam
Teresa Iturriaga Osa
Recuerdo con cariño y admiración a Mery Malde. Conservo en mi memoria la entrevista que le hice en 2005 para el libro Mi playa de las Canteras en el salón de su casa junto a Tino Armas y el libro de poemas que me regaló al despedirse. Con las manos vacías, ilustrado por Felo Monzón en 1975. Una maravilla que traigo al presente porque debería ser rescatada del olvido y reeditada en homenaje a su voz.
Uno a uno, sus poemas acarician imágenes de profundo lirismo con sus posibilidades, sus nudos emocionales, un fragor inconsciente que va pasando de una superficie a otra. De estímulo en estímulo, las percepciones sensoriales se despliegan en nosotros, sus lectores. El poema se hace verdadero cuando vibra en nosotros el misterio como las cuerdas de un violín en comunión musical con otros instrumentos. Y, ciertamente, la poeta Mery Malde consigue una sensación mágica de existencia compartida. Por eso, su escritura deshace entuertos y trasciende la realidad. Habla más allá de las palabras y queda inasible lo que no llegamos a comprender, a captar, a retener. En ella, hay sonidos de otras lenguas sutiles que se mueven en otra dimensión, como ondas que viajan a la velocidad de la luz; esa luz que ahora, liberada de su cuerpo mortal, ya transita.
Escribo aquí sus emocionados versos:
LA HISTORIA
Un día tras la losa
que cubrirá mis restos,
paseante, quien fueses,
se detendrán tus pasos.
Entre curioso y triste
querrás leer la historia
romántica o perversa
en mi corto epitafio.
Deja correr tu mente...
Margarita o Teresa, a tu deseo,
pura y llena de místicos amores
o esclava de placeres del infierno.
¡Hazme la historia
que me negó la vida,
al morirse conmigo
mi secreto!
(Con las manos vacías, p. 53)
Mi más sentido pésame a toda la familia. D.E.P.
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