POEMAS PARA UNA MUJER
Ciboure
La
bahía está llena
de corsarios.
Su rostro añil vestido de Sol
se
transfigura ante mis ojos.
Buscan respuestas.
Desde la Torre de Sokoa una aguja
cose la
llanura de un capricho.
Y un
cartel de gran formato anuncia:
Nadie es de nadie.
Arden dos veleros afrontados.
Se hace
tarde magenta en útero,
en
dique, en Bolero de Ravel,
sangre que tiembla.
Todo se forma a golpe de timón.
Las
olas crecen y llegan y asfixian,
una playa se me deshace a plomo.
Pero no seré yo botín de Luna
con licencia.
(en Saint-Jean-de-Luz)
Mucho tiempo antes
Antes de pasar por mi lengua y por mi piel
retumbaban en tu boca las palabras de amor
con tanta intensidad,
con tanto ruido,
que ni el mismo cielo se atrevía a contestarte.
Antes de bajarte por mi cuello y por mis manos,
un roce mío descuidado viraba tu volante a cada paso.
Dirigías tus galeones sin temor olas adentro.
Te dejabas ronronear mañana y tarde.
Un sorbo de licor nos servía de puente hacia la magia.
que ni el mismo cielo se atrevía a contestarte.
Antes de bajarte por mi cuello y por mis manos,
un roce mío descuidado viraba tu volante a cada paso.
Dirigías tus galeones sin temor olas adentro.
Te dejabas ronronear mañana y tarde.
Un sorbo de licor nos servía de puente hacia la magia.
Todo eso fue, sí, fue mucho antes
del tiempo en que florecen las camelias.
Aún no había llegado la hora espejo.
Primavera febril en que tu decías conocer cada milímetro
de mi pecho y mis caderas.
Teresa Iturriaga Osa
No hay comentarios:
Publicar un comentario