lunes, 12 de octubre de 2015

Palabra, mujer, Palestina. Realizado por Mabele Ediciones. Y el poema "Palestina en mí "





PALESTINA EN MÍ
Begoña Leonardo

He visto a Palestina en la belleza de sus hijos, de sus hijas
en sus cabellos negros, en sus ojos castaños, en su piel morena.
En la digna manera de mostrar su herida
más allá de lo que la vista alcanza.

He visto a Palestina en la callada voz de una mujer sumisa
en la valentía que perfilan sus palabras amordazadas
gargantas prietas, que gritan justicia y libertad.

He visto a Palestina en la pared
en cada pintada, en cada nota, en cada mirada creadora
en cada canción, en cada gesto que alimenta a la esperanza.

He visto a Palestina en las caras renegridas,
amoratadas, magulladas de la miseria.
En un cuerpo que camina con la parsimonia del día a día
en la rutina de quien se sabe muerto.

He visto a Palestina en la respuesta interesada, mezquina
que contenta a la razón imperialista que cerca al mundo.
Mi mundo, tu mundo en guerra.

He visto a Palestina en el polvo de tus zapatos rotos
en tus vestidos raídos,
mangas que dan frío
telas de cicatrices que descubren, un pretérito reciente.
La he soñado en un día sin balas, sin piedras, sin sangre.
Sin mutiladas piernas, sin mutilados brazos.
Levantando la cabeza, interrogando al sol.

He visto a Palestina en los pensamientos que sangran
abuelas que acarician con sonrisas fingidas
aprendidas en el dolor.

He visto a Palestina en tus siete años sin juegos
en los veinte de tus manos toscas
descansando en el refugio de la intemperie.

He visto a Palestina en un padre entre rejas
en un bebé dormido en un pecho sin teta
entre bombas, gritos, sollozos...
amenazas que masticar con el pan del hambre y la pena.

He visto a Palestina en la tierra de las hijas que no vendrán
en el huerto sin la casa
sin la madre que ríe y canta
sin olivos que adivinen
las ruinas de la memoria muerta.

He visto agitar la bandera de la razón sin corazón
al que tiene más poder y no es más fuerte
al que tiene más dinero y no es más rico
al que tiene el agua y no es su dueño.

Y he sentido a Palestina
en su coraje, en su luz, en su resistencia, en su verdad
y en su verso audaz y decidido
que entre escombros torturados golpea el aire,
y respira.

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