martes, 8 de diciembre de 2015


Asuntos propios


 
 
       
Podría medir el candor del silencio
y dibujar a lápiz el lago inconsciente
                        donde crece el bambú.



     Podría falsear la estatura de los días
junto a mis horas frente al caos
           usando el verso comodín.



 
       Me bastaría con perfilar
los ojos del altar mayor
       con olor a cedro del Líbano.



 
        Sonreír.
Olvidar.
        Y seguir.


          Hasta perderme en el bosque del gran por fin,
claridad de siluetas a golpe de pájaro.
                 Un antes y un después insultante de vida.



       ¿Pero cómo guisar el desorden
sin perder la textura
                   ni las sombras de quien soy?
 




 
 
Teresa Iturriaga Osa
 

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