Hiedramar
Hay que darle la vuelta a todo.
Dejar crecer a las hiedras en su cobijo de sombra
hasta alcanzar la luz.
Seguir el traspiés de ventosas, sinuoso camino
en una pared de agua, oración de las hormigas.
Abrazarse al goce del primer árbol
plantado por el gran latido.
Volcar una caja de abejas invisibles
en nuestra máquina de calcular.
Dormir sobre el tapiz de la piedad.
Lustrar los zapatos rojos para bailar
en puertos desbordados por el ruido.
Avanzar, trepar lejos
sin tarifa, con respeto de hoja.
Florecer bajo un corazón de alba y crepúsculo.
Recoger el dulce proverbio hecho piedra
en las trenzas del mar.
Hay que girar la cabeza de esquina.
Teresa Iturriaga Osa
No hay comentarios:
Publicar un comentario