miércoles, 17 de octubre de 2018




Suspiro de luz

Teresa Iturriaga Osa






Hoy, por alguna misteriosa razón,
el príncipe de la calima se ha subido a la escalera 
a ver contigo las estrellas.


Ellas recuerdan claramente
los días en que el mar era feliz
y demoraban la inquietud por las comparsas.
Una vez dentro,
no solían tentar su calma pintada de añil,
que ya habían hecho propia
en sonrisa plateada.
Aprendieron así a ahuyentar
el humo pobre del llanto,
la ortografía del bullicio,
y lograron su maestría
a golpe de sal y cebo,
con un corazón sin rastro.


Cabalgaron el tiempo sobre los años luz
como un suspiro,
dibujando el nuevo contorno,
vaivén y techo del mundo,
una memoria de hojas,
cuando las criaturas conocían
cada brizna del suelo.
Lanzaron sus rayos
y dejaron que instalara allí su casa
esa mariposa nómada
que te llega ahora,
de grandes ojos,
bajo un arco de lunas vestidas de lumbre.


Y, sin embargo,
no había nada que temer.
Cada instante se pertenece a sí mismo.


***


No hay comentarios:

Publicar un comentario