domingo, 17 de diciembre de 2017


Benditos detalles
Teresa Iturriaga Osa
 

 
A veces, bastan unos minutos,
unos instantes áureos, plenos.
Eso es todo.


Te digo que hasta las garzas blancas de mi playa
me saludan al partir,
las muy impertinentes, enjabonadas de libertad.
"Adiós, nos veremos otra vez, el tiempo ha sucedido", me dicen.
Pero tú no asomas tu voz por mis arenas
ni siquiera por una antigua cortesía,
desde que el viento se puso a soplar sus trompetas

bajo los vértices del cielo.
 
Y yo te escribo como tantas y tantas veces,
pero hoy no tengo con qué rellenar
este hueco de edredón
que me deja tu silencio.
Hablará por mí el poema apretado a la garganta,
seguramente, nada nuevo,
y menos, mío...

... déjà vu, mon chéri.
 
Y al anochecer, me vestiré de rojo, negro y gris,
y me iré a la calle
con el pecho ilustrado de palabras:
"La verdad no es un cuento, es lo que es".
Porque ninguna impostora domina como yo
la bendición del detalle,
el punto de la cocina,
los hilvanes de la memoria mimosa del agua.
 
Eso nos distingue a las magas
de las ninfas parcheadas
entre los cascabeles de la Navidad.



 
 

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