lunes, 25 de septiembre de 2017


La Fortaleza diamante

Teresa Iturriaga Osa
 
 
 

Bebes tu solera negra
en una copa con piedras
de paz azul, nueva parábola
del vino en odres.
Te rugen las tripas quemadas
al crepitar las almas
en tu charco jareal.

Y al sacudirte las olas,
los baluartes bajan peldaños hasta el mar.
Levantas la ciudad por sus brazos,
bailas ágil la memoria,
surcas un arrecife de horas.
Los días invaden tu arrabal,
te crían perlas las noches.

Una larga historia de agravios,
bombardeos y saqueos
deshace nudos con versos,
besa tu frente y camina. Camina.
La geria avanza por la retaguardia
mientras preside la mesa de magma
donde se sienta a hablar con la luz.

Hubo una vez un poema
que cambió el tiempo en llanura
y la llanura en placer.
Siempre ante el ruido de cañones.
Sus mil rostros siguen llorando la guerra.
Cuando el odio esparce su vértigo,
lo vomita por la espiral.

De roca a roca,
con mensajes clandestinos,
un grito salta a la atmósfera
y ya nos llueve sobre el hombro.
Ahoga al sol en su sequía
solo para enseñarnos
cuanto clamor hay que nadar...


 

Arrecife de Lanzarote, Castillo de San Gabriel, 24/9/2017.


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