viernes, 19 de agosto de 2011

Ruido de arena

POEMA



Fotografía de Tino Armas



Para que no se me cayeran los anillos
-tenía los dedos tan finos de esperar-
me fui a buscar
entre lo que la flor y nata llama
la basura
y encontré más de tres tesoros,
muchos más.
El primero me dio en la frente y borró
los archivos de las meninges
que estresaban el corazón de la bondad, luego,
un puñado de inquietudes siguió la estela
de los buenos augurios, dos esquinas al sur,
torciendo la espalda,
cuesta arriba,
alquilé una habitación con vistas
sobre el barranco del olvido
y lancé por mi ventana unos cristales feng shui,
quería alumbrar las chabolas,
la parálisis
cromática de mi universo natural.



Dos niños. Dos.
No sé cómo llegaron hasta mí
los rostros, pellizcaron el tedio,
activaron con su risa los registros akáshicos,
el bermellón
de mi aura vibró con
las notas musicales
del cante gitano,
ojos verdes montados
en una jaca andaluza, una guitarra
trajo vértigo a las tablas,
piedra y lumbre, viento y agua,
ruido de arena, puro cinabrio,
todo vivía allí
desde hacía siglos…
y yo sin enterarme
del renacer bajo las cuevas
fui alcanzando mi meta
sin venganza,
sin guarnición de hojas, a pelo.


TERESA ITURRIAGA OSA

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