Mujer sin nombre
Perdona
si antes de ti no me había fijado en tus ojos ni en la altura de tus hombros.
No me creas insensible, nada más lejos de mí.
Yo andaba entre basuras, al acecho de un color, con la mirada recostada, una
loca suicida como otras. Jugaba con el viento, montaba a caballo sobre el
tráfico, indestructible, veloz. Me gustaba sortear la tómbola de los impactos.
Casi muero en el intento.
Pero ahora estoy aquí, a tus pies. Y es muy simple lo que me ocurre. El radar
ha dejado de pitar en zona descontrolada.
Escúchame, mujer sin nombre, no te esfumes sin darme tu bendición.
Teresa Iturriaga Osa
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