sábado, 27 de abril de 2019


OFRENDA A LAS CANTERAS




El fuego de la niña maga

Un día, en Las Canteras,
una niña me nombró
tortuga de mar.

Despertó su bautismo de fuego
con la varita mágica, reían sus rayos,
llovían a pulso,
hasta convertirnos uno a uno en animal.
Estalló un vergel, juego, elipsis y
palabras desnudas de poses
se fueron asentando en el alma,
digna de seres salvajes.
Ya eres libre,
sonrió su destello
entre la multitud.
Al oído de las sombrillas, ella, chiquita,
sustraía luz a la tarde.
Y cuando pintaban su cara,
se le desplegaban brumas de abanicos en el pelo,
brillo de labios con boca de agua,
una alegría de náufragos sobre piraguas
recogidas en su melena,
ramilletes tan fulgentes como el jable,
bucles de ónix por ambos lados de la mesa.
No me quedó otra salida que sumergirme
después del ritual de carey y coral
que me ofreció en el espejo.
El arrecife guiñaba su haz multicolor,
seducía el infinito,
una infancia sin rubor ni acaso
al vaivén de la marea.

Y allí vi qué fácil,
pero qué fácil,
es la vida desde dentro.

Teresa Iturriaga Osa



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