miércoles, 23 de noviembre de 2016


SUSPIRO DE LUZ
 
Teresa Iturriaga Osa
 
 
 
 
 
          Hoy, por alguna misteriosa razón,

el príncipe de la calima se ha subido a la escalera

a ver contigo las estrellas.



          Ellas recuerdan claramente

los días en que el mar era feliz

y demoraban la inquietud por las comparsas.

          Una vez dentro,

no solían tentar su calma pintada de añil,

que ya habían hecho propia

en sonrisa plateada.

           Aprendieron así a ahuyentar

el humo pobre del llanto,

la ortografía del bullicio,

y lograron su maestría

a golpe de sal y cebo,                                                 

con un corazón sin rastro.



        Cabalgaron el tiempo sobre los años luz

como un suspiro,

dibujando el nuevo contorno,

vaivén y techo del mundo,

          una memoria de hojas,

cuando las criaturas conocían

cada brizna del suelo.

         Lanzaron sus rayos

y dejaron que instalara allí su casa

esa mariposa nómada

que te llega ahora,

de grandes ojos,

bajo un arco de lunas vestidas de lumbre.

 

       Y, sin embargo,

no había nada que temer.

Cada instante se pertenece a sí mismo.   
 
 
*********  
 
(Foto /Dibujo T. Iturriaga)

 
 
 

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