martes, 17 de mayo de 2016

 
Relato
 
La primera cereza
 
Teresa Iturriaga Osa
 
 
                                                                                                                                   Foto/ María Del Río
 
 
         Me dices que la primera cereza ha explotado por sorpresa ante
tus ojos. Seguramente, ha estado esculpiendo su forma desde
dentro, con un buril de silencio, sin exhibirse en traje de boda
primaveral, así como les gusta a los árboles, que alimentan su carne
vegetal con pequeñas dosis de paz, savia y cielo. Sólo los insectos
bajo el aura naranja del caqui, sólo las fugaces luces de la campiña
elbana conocían su secreto. Rex y nadie más. Y ahora llegas tú,
alborotada de gracia, con ese desparpajo de ser libre que te lleva y
que te trae por los huertos, y embobada, curioseas los troncos con
tu mapa desplegado. Mujer pirata. Deslizas un dedo y se te sube al
hombro el caracol mientras un bostezo de limacos va alfombrando
tu cuerpo. Ahuyentas con palmas el ataque de una hormiga y, loca
a la Toscana, por los brazos le creas una rampa de huida. Oruga a
oruga, despejas la piel del camino. No quieres que nadie dañe a esa
niña bonita, cereza atrevida que desafía la mañana con su brillo,
flamígero espejo en el que tu alma ya se mira.
 
 
                                                  *********

 
 

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