lunes, 28 de noviembre de 2016

 
 
La primera cereza
 
Teresa Iturriaga Osa
 
 
 
                                                       
Fotos/ María Del Río
 
 
         Me dices que la primera cereza ha explotado por sorpresa ante
tus ojos. Seguramente, ha estado esculpiendo su forma desde
dentro, con un buril de silencio, sin exhibirse en traje de boda
primaveral, así como les gusta a los árboles, que alimentan su carne
vegetal con pequeñas dosis de paz, savia y cielo. Sólo los insectos
bajo el aura naranja del caqui, sólo las fugaces luces de la campiña
elbana conocían su secreto. Rex y nadie más. Y ahora llegas tú,
alborotada de gracia, con ese desparpajo de ser libre que te lleva y
que te trae por los huertos, y embobada, curioseas los troncos con
tu mapa desplegado. Mujer pirata. Deslizas un dedo y se te sube al
hombro el caracol mientras un bostezo de limacos va alfombrando
tu cuerpo. Ahuyentas con palmas el ataque de una hormiga y, loca
a la Toscana, por los brazos le creas una rampa de huida. Oruga a
oruga, despejas la piel del camino. No quieres que nadie dañe a esa
niña bonita, cereza atrevida que desafía la mañana con su brillo,
flamígero espejo en el que tu alma ya se mira.

 


 
 
 
Teresa Iturriaga Osa
 
 
Doctora en Traducción e Interpretación por la ULPGC (Canarias, España). Reside en Las Palmas de Gran Canaria desde 1985. Trabaja en periodismo cultural, sociología, radio, poesía, ensayo, relato, traducción. Ha dirigido proyectos literarios con voces de mujer. Libros: Mi Playa de las Canteras, Juego astral, Yedra en vuelo, Revuelto de isleñas, Desvelos, Sobre el andén, Gata en tránsito, Campos Elíseos, En la ciudad sin puertas y DeLirium. Participación en varias antologías españolas: Orillas Ajenas, Hilvanes, Fricciones, Que suenen las olas, Ecos II, Doble o nada, Espirales Poéticas, Madrid en los Poetas Canarios, París, Mujeres en la Historia I-II-III y Casa de fieras.
 

 
 

miércoles, 23 de noviembre de 2016


SUSPIRO DE LUZ
 
Teresa Iturriaga Osa
 
 
 
 
 
          Hoy, por alguna misteriosa razón,

el príncipe de la calima se ha subido a la escalera

a ver contigo las estrellas.



          Ellas recuerdan claramente

los días en que el mar era feliz

y demoraban la inquietud por las comparsas.

          Una vez dentro,

no solían tentar su calma pintada de añil,

que ya habían hecho propia

en sonrisa plateada.

           Aprendieron así a ahuyentar

el humo pobre del llanto,

la ortografía del bullicio,

y lograron su maestría

a golpe de sal y cebo,                                                 

con un corazón sin rastro.



        Cabalgaron el tiempo sobre los años luz

como un suspiro,

dibujando el nuevo contorno,

vaivén y techo del mundo,

          una memoria de hojas,

cuando las criaturas conocían

cada brizna del suelo.

         Lanzaron sus rayos

y dejaron que instalara allí su casa

esa mariposa nómada

que te llega ahora,

de grandes ojos,

bajo un arco de lunas vestidas de lumbre.

 

       Y, sin embargo,

no había nada que temer.

Cada instante se pertenece a sí mismo.   
 
 
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(Foto /Dibujo T. Iturriaga)

 
 
 

jueves, 3 de noviembre de 2016

DANZALIA MUNDI, POESÍA EN MOVIMIENTO
 
Por Teresa Iturriaga Osa

 


 
El cuerpo físico es la ciudad, nuestros ojos, nuestras orejas, nuestra nariz, nuestra lengua son sus puertas. Hay cinco puertas exteriores, ojos, orejas, nariz, lengua y cuerpo, mientras que la puerta interior es la facultad de formar ideas; el alma es la tierra y la naturaleza propia el rey que habita la tierra del alma. Cuando está la naturaleza esencial, hay rey, y nuestro cuerpo y espíritu florecen. Cuando la naturaleza propia no está, no puede haber rey y nuestro cuerpo y espíritu desfallecen." (Sutra del Sexto Patriarca)

 


 
Pili Conde (creadora de la Escola Danzalia Mundi en A Coruña), entiende la danza como la comunicación del alma humana, es decir, como el instrumento de expresión de la más profunda sensibilidad. Su incansable búsqueda de esa naturaleza esencial que se esconde tras las apariencias del mundo fenoménico le llevó a indagar durante su juventud en las formas orientales de espiritualidad así como en otras disciplinas filosóficas y artísticas. Su encuentro con Lanza del Vasto -filósofo, escritor, poeta, escultor, músico y discípulo de Gandhi en la India- creó en ella un nuevo estado de conciencia que hizo aflorar su verdadera identidad. A partir de ese instante, la danza se convertiría en el principio aglutinador de todos los fragmentos que componen la vida cotidiana, la danza como motor de superación de cualquier crisis existencial. Música y poesía en movimiento, bodas de luz y sonido.



 
 
 
Lanza del Vasto sentía la danza como un medio que nos lleva a una nueva visión de la realidad desde el interior, pues el valor no está en lo que se hace, sino en lo que se expande, pues se suma a la luz, imprimiendo vibración, ritmo y movimiento al universo. De ahí que la danza sea un puente que pone en relación distintas sensibilidades, abriendo cauces de comunicación humana alejados de la lógica de la razón. El legado del sabio desde antiguo ha consistido en hacernos comprender que la ternura del corazón es el tesoro supremo, señalándonos un camino que podría llevarnos a superar la crisis de nuestro tiempo. Y la danza así entendida es una vía de retorno al humanismo perdido.

 
 


Vivir nuestro quehacer desde esta perspectiva nos llena de sentido. Pero este camino que conduce a la libertad interior es, paradójicamente, un camino de simplificación mental que sólo se lleva a cabo a través de la apertura de los sentidos. La danza y la música se alían en el ser humano en esa búsqueda desesperada de la libertad que le permite recuperar el estado de auténtica plenitud. La fuerza creadora sólo se desarrolla saliendo del círculo castrante del hábito, la rutina y el automatismo, porque la vivencia continuada de las mismas ideas y actitudes nos bloquea poco a poco, debilitando el impulso de la verdadera personalidad: es la pérdida de nuestro propio ser. Así, la transformación del individuo por medio de la danza consiste en un trabajo serio de crecimiento que le reestructure de los pies a la cabeza. Mediante el ritmo, las sombras y los brillos crean matices que nos harán adentrarnos en el sutil mundo de las sensaciones como presencia, energía, onda cuántica.
 
 



Es indudable la influencia de Lanza del Vasto en la vida de Pili Conde. Este filósofo, apóstol de la no-violencia en Europa, recibió de Gandhi el nombre de “Shantidas” (servidor de la paz), y peregrinó por el mundo de un modo cuasi profético, mostrando el arte de vivir desde la dignidad de seres humanos. De su labor nos quedan múltiples escritos que expresan sus valores en disciplinas aparentemente tan dispares como la música y la arquitectura, la poesía y la religión, la filosofía y el vestido… La búsqueda de la simplicidad fue en él la liberación de los apegos del mundo y el reencuentro con la esencia que habita en todo ser humano. Así nos lo explica en los primeros capítulos del libro Principios y preceptos del retorno a la evidencia, en su “Introducción a la vida errante”:


¿A dónde vamos por este camino por el que andamos desde épocas tan remotas sin preguntar a nadie a dónde lleva?
 
Unos van para tentar fortuna, otros para olvidar preocupaciones, otros en busca de saber, otros para retornar.
 
Nosotros hemos de hacer todo eso a la vez: retornaremos a la evidencia.




Hay en Lanza del Vasto un componente de sabiduría que acompaña todas sus palabras y que lo distingue como un hombre de clara voluntad espiritual. Dotado de una energía excepcional, con un nivel afectivo superior muy desarrollado, nos da las claves del equilibrio de todos los niveles de la personalidad. Sabemos que la existencia humana siempre se mueve en una constante interacción entre los polos opuestos y complementarios, la materia y el espíritu, el hombre y el mundo, el individuo y la sociedad, la unidad y el conjunto. Por ello, la danza consigue aunar dichos aspectos. El cuerpo es como el árbol de la transformación, de la materia que se despliega en sensaciones hacia el descenso, hacia el fondo de nosotros mismos.

Al danzar se abre un espacio donde se tejen los sueños más cercanos, y puede ser el umbral de la vida interior. De este modo, Pili Conde nos invita a acompañarle en este viaje a la propia conciencia a través de la danza. Porque Lanza del Vasto nos habla del cuerpo danzante con una mística que rebasa el arte y la filosofía de nuestra época, y nos ayuda a comprender que no somos simple materia, sino “forma que se insinúa en ella como una onda”:

Oh, mortal, no tienes ante ti una inmortalidad, sino dos –mortal, punto en que la materia y el alma se entrecruzan-, pues la materia no puede acabar, encerrada en las causas hasta el fin de los tiempos, ni el alma, liberada del tiempo.
 
Dancemos, pues... y buen viaje.


Para contactar con DANZALIA MUNDI:
 Avda. de Peruleiro, 28 bajo – 15011 A Coruña
Danzalia Mundi en facebook:
 
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