domingo, 30 de octubre de 2016


SOLA EN BICI

 

UNA PERIODISTA DE LAS ISLAS CANARIAS, CRISTINA ESPÍNOLA, ESTÁ LLEVANDO A CABO UNA VUELTA AL MUNDO LLAMADA “SOLA EN BICI”. EN ESTA AVENTURA, TIENE LA INTENCIÓN DE IR A 34 PAÍSES SOLO EN BICICLETA, DANDO ASÍ UNA VUELTA AL MUNDO, EN NOMBRE DE LA IGUALDAD DE GÉNERO Y EL PLENO ACCESO DE LAS MUJERES A LA EDUCACIÓN


 

Aventura por la igualdad 

de Cristina Spínola de Brito









LIBRO "SOLA"
 
Prólogo de Ana Puértolas


Me enteré de la existencia de Cristina Spínola, de su gira ciclista y de su libro por una amiga común, Teresa Iturriaga. Ella es la primera responsable de estas líneas. Me contó en cuatro palabras su historia, me pidió que me hiciera cargo de un prólogo para el libro que estaba ya casi en la imprenta, y me hizo llegar una entrevista para que yo pudiera entender algo de qué iba el periplo isleño y de los motivos de su protagonista. La leí de cabo a rabo casi respirar, y la fuerza, la energía, la vitalidad de Cristina me dejó anonadada. Y caí directamente en sus redes entusiasmadas. Total: que sin dudarlo me puse a escribir esta especie de prólogo que es más bien un homenaje a la persona, a la decisión y a ese viaje que me dejaron atrapada.

Cristina decidió un día que tenía que ayudarse en su situación de imprevisto paro, ayudando a las demás mujeres, trabajadoras o también paradas. Periodista, se lanzó a la aventura de ir de pueblo en pueblo para hablar sencillamente con ellas, con nosotras. Hablar de la igualdad entre hombre y mujer, de la violencia de género, de la necesaria promoción social femenina. Hablar de tú a tú, como lo solemos hacer en el mercado, a la hora de la pausa del café en la oficina, o en un respiro cualquiera entre tarea y tarea. Hablar de manera sencilla de problemas graves, sacando a la luz humillaciones y dificultades, ese mundo, en fin, tan cotidiano y fatalmente asumido que apenas percibimos como violento e injusto.

Para hacerlo se subió en una bici y se lanzó a los caminos.

Con un equipaje más que suficiente: su cuerpo machacado por el esfuerzo, su presencia y sus palabras. Y sin más armas ni instrumentos que el mismo viaje, una metáfora histórica y hermosamente garantizada de la búsqueda de la verdad. Y, como todo viaje que se precie serlo, contaba con una inspiración digna de dioses: su voluntad de cambiar algo en la vida de las mujeres.

Empezando por ella misma, que emprende su aventura en solitario, tan sólo acompañada de sí misma. Porque Cristina está convencida de que tan sólo si las mujeres cambiamos, tan sólo si nosotras somos las que nos damos cuenta de la situación de menores de edad permanentes en la que estamos ancladas, podremos cambiar la realidad que nos rodea. Es un cambio que ella hace ya palpable en el momento en que se sube a su bici, en su pedaleo incesante, en la comunicación diaria con la naturaleza, en su capacidad de disfrutar sola, de andar sola, de mirarse hacia dentro sin miedo. Cambiando ella para cambiar el mundo, para cambiarnos a todas nosotras.

Y así, poniendo todo su esfuerzo en los pedales y guiada por el entusiasmo, ha ido Cristina ganando espacio a las carreteras y a los senderos, a los valles, a las montañas, a los pueblos y aldeas. ¿Un viaje iniciático? Mucho más que eso. Porque es un recorrido que va de dentro hacia fuera, de ella a todas nosotras, seamos o no isleñas. Un viaje de palabras, de hechos y derechos, y de convicciones.

Desde mi propia isla peninsular, mi agradecimiento. Todas hemos avanzado un paso más gracias a ti.

sábado, 29 de octubre de 2016


 
NADIA OURIACHI, EL SUEÑO EN EL PINCEL
 



          Recorrer con la mirada la pintura de la artista marroquí Nadia Ouriachi no nos deja indiferentes. Afloran en nuestro interior sentimientos de rebeldía al recordarnos la triste situación de muchas mujeres tratadas como mercancía por todo el planeta. Sus trazos denuncian que el cuerpo femenino no puede ser un mero objeto de deseo. Ese espíritu de posesión y de dominio deshace los sueños y las potencias de las mujeres que, en vez de ser contempladas con admiración, son utilizadas al servicio del consumo. En consecuencia, la belleza física sin libertad y respeto se precipita al abismo, en un río de caudal seco, vacío. Porque la mujer no es un producto que se come, se digiere y se deshecha. Su presencia debe disfrutarse como un don. Y el arte de Ouriachi está precisamente en hacernos ver el alma que se esfuerza por salir al exterior para reconstruir la naturaleza creadora caída. De ahí que nos interpele y nos anime a reivindicar la dignidad humana hoy tan maltratada y sedienta de amor.

He querido expresar el grito de esta artista en mis versos:
 
<<Tajine de mujer>>
 



Tómese un sueño a la Mandarina.

Después, añadir varios ingredientes

en una olla a presión:

 

un trozo de viento atado,

una cucharada sopera de niebla,

un ramillete de flores mudas,

una loncha de sonrisa.


Mézclese también con alegría en polvo,

especias de gracia quemada

y unos bellos ojos enlutados en miel.


Finalmente,

reducirlo todo a migas

y servir el plato vacío

como postre del festín.


Teresa Iturriaga Osa

 

Nadia Ouriachi
 
 
Teresa Iturriaga Osa


 

viernes, 21 de octubre de 2016



CASA DE FIERAS
Antología de relatos de M.A.R. Editor
VV.AA.
 
 

 
La mirada masculina dominante a lo largo de la historia se contrapone aquí a las propuestas que un destacado grupo de escritoras nos dan del concepto "mujer mala".
       Casa de Fieras pretende dar la vuelta al tópico de la "mujer mala" tan difundido por el cine y la literatura, que nos presenta un modelo de mujer que lleva a la perdición al varón: prostitutas, vampiresas, delincuentes, golfas que se mueven sólo por el poder, el sexo, la violencia o el dinero. La mirada masculina dominante a lo largo de la historia se contrapone a las propuestas que un destacado grupo de escritoras actuales nos dan en este libro del concepto "mujer mala".
          En Casa de Fieras encontramos relatos de asesinas de ficción, de mujeres frías y despiadadas, algunas reales, pero también de mujeres traviesas, de mujeres que entienden la maldad de un modo muy distinto al habitual, con otra profundidad psicológica, transgresoras del orden social establecido porque consideran que ese orden las subyuga.

           En estos relatos, tan breves como contundentes, pasaremos del estupor a la risa, del crimen a la venganza tranquila, veremos cómo las mujeres pueden tramar desquites que los hombres ni imaginan y que los objetos sexuales pueden ser ellos.
           Este libro surge en la Biblioteca Pública Eugenio Trías de El Retiro de Madrid, donde históricamente había estado la Casa de Fieras; nace de una reunión de escritoras que pretenden cambiar la imagen de la mujer dada por los hombres en la literatura a través de los tiempos para presentar sus intereses y los modelos femeninos de su preferencia.

M.A.R. Editor ha reunido en este volumen textos de autoras contemporáneas de fama y un destacado grupo de autoras que aportan una visión nueva y sugerente, aire fresco en el panorama literario actual. Lourdes Ortiz, María Zaragoza, Paula Izquierdo, Elena Marqués, Olga Mínguez Pastor, Montserrat Suáñez, Ángela Hernández Benito, Laura Garrido, Mariaje López, Teresa Iturriaga Osa, Sol Antolín Herrero, Fátima Díez, Eloína Calvete, Rosi Serrano, Ana Zarzuelo, Balbina Rivero, Carmen Pita, Carmen Soteres, Rosario Martínez, María Luisa de León, la Vizcondesa de Saint-Luc, Carmen Martagón, Paula Lima y Olvido Andújar se unen para mostrarnos protagonistas que cambian el concepto de mujer mala o femme fatale. Son miradas femeninas sobre la mujer, versiones propias que van desde la asesina a la traviesa, pasando por la vengativa o la mujer desesperada. La fotografía que ilustra esta solapa muestra la reunión en la Biblioteca Pública Eugenio Trías, de la Casa de Fieras de El Retiro de Madrid, donde nació este libro.
 


M.A.R. Editor, Madrid, octubre de 2016.
 

martes, 18 de octubre de 2016


 
EL TREN DELANTERO
Novela de Emilio González Déniz
 
 


          Siempre recordaré las palabras de Emilio González Déniz al explicarme su consideración sobre la mujer. “Yo me levanto cuando aparece una dama -me dijo una tarde-, es una antigua costumbre campesina muy rigurosa y ese protocolo, de ninguna manera, se puede saltar”. En efecto, la forma que tiene EGD de tratar la figura femenina como algo superior se traslada también a su escritura al descubrirse ante la vida que nos llega en letras de misterio, ese milagro que genera la mujer, energía y canal de creación en cualquiera de sus vertientes. “Ante una máquina casi divina, lo único que puedes hacer es mostrarle tu respeto. La mujer es sagrada”. Sabias palabras de un hombre que siempre ha defendido a capa y espada el respeto a todo ser viviente.


          Y he querido comenzar esta reseña precisamente con esa definición magnífica porque en El tren delantero, el autor aborda la sensualidad desenfrenada de su personaje femenino Vesta Laserre desde una mirada inquieta, apasionada, voraz, pero en muchos momentos, incluso tierna y amable. A través de sus diálogos con el inspector de policía Ernesto Cruz -aderezados por los relatos de Madame Palourde, de quien Vesta es traductora-, el escritor va construyendo la novela como un juego de seducción entre los personajes principales. Ese trasiego de dudas, atracción y desconfianza con el que van conociéndose en la investigación del crimen de su marido, Arturo Zabalza, les llevará a una deriva fatal entre el amor y la muerte, sensación que arrastra a su lectura adictiva hacia el desenlace final.


          Hay redes y redes. Unas son de malla estrecha, tan cerrada como la negrura de un abismo y es difícil salir de ellas, sin embargo, los personajes femeninos de El tren delantero -rostros múltiples de Vesta Laserre que van apareciendo en los relatos de Madame Palourde- se nutren de fuerza y decisión. EGD no duda en exponerla libre de culpa y sin juicio moral. Es su forma de levantarse y hacer ademán de quitarse el sombrero ante una mujer que llega y maneja su vida como pez en el agua. En contraposición, asistimos al espectáculo de muchos hombres que giran a su alrededor encerrados en una falsa vida de mueca herida, sin saber cómo salir de la dualidad. El gran teatro del mundo. En cualquier caso, EGD no entra en barrena para no caer en el viejo cliché de la mujer fatal, peligrosa y castradora; al contrario, la presenta como una mujer espontánea, fiel a sí misma. Al escoger con total libertad a sus amantes, el escritor está valorando ese libre albedrío que, por desgracia, la sociedad solamente ha otorgado al individuo masculino durante siglos. De manera que el control sobre la sexualidad femenina se ha revelado como una forma de poder que perpetúa las diferencias entre el hombre y la mujer. Madame Palourde -es decir, la Señora Almeja, en su traducción al español- es la verdadera protagonista de esta novela en un clima existencial que fluye lejos del pesimismo y la derrota, rasgos comunes en las novelas eróticas con personajes al borde de la locura.


           En El tren delantero, el novelista muestra una prosa que interpela a esa sociedad actual que niega las inquietudes eróticas y rechaza la transgresión dentro de una vida ordenada. El lector podrá extraer sus propias conclusiones al comprobar que la mente racional y aparentemente sensata del policía esconde un deseo de perversión controlado. La representación que hace EGD del sujeto masculino denuncia de un modo subliminal esta lucha de fuerzas a las que se ve sometido el individuo en la ocultación de sus pulsiones.


           La dinámica de la novela se mueve con un ritmo cadencioso, hecho de golpes de calor, de una sexualidad indómita envuelta en el vapor de la fina ironía característica de González Déniz, nube que llueve en el texto con humor. Todo hace que flote en el aire una experiencia de contacto humano que, a medida que avanza la trama, se interpreta cada vez más compleja e inquietante. Ya el título de la novela es una metáfora que nos permite proyectar ciertas hipótesis relacionadas con la sexualidad como motor de avance.


Reseña de Teresa Iturriaga Osa
Escritora y traductora
 



Emilio González Déniz con Mario Vargas Llosa, 
José Luis Correa y Teresa Iturriaga Osa en Las Palmas de Gran Canaria.

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viernes, 7 de octubre de 2016

 
RELATO
 
Sirena de Barlovento
 
Teresa Iturriaga Osa
 
 
 
 
Una tarde de octubre empezamos a hablar en un banco, allí me contó su lucha para dar de comer a sus hijos. Toda ella era como una nave con las velas tendidas al viento, un libro de verdades, un puño contra la pereza. Y escucharla fue calmando mis quejas hasta hacerlas insignificantes. Una a una, sus palabras me advertían del peligro de lo efímero; la riqueza y la pobreza estallaban a su lado como pompas de jabón. Cierto, un círculo académico hablaba en las manos de una anciana. Parecía un personaje de cuento de hadas porque irradiaba un porte de sirena. Ni una arruga delataba su edad, ella se contaba los años por escamas. Desde entonces, la veo pasar cada mañana por delante de mi casa, vestida con su melena lisa y dorada, subida a unas aletas azules de medio tacón que sonríen al que madruga con las luces del alba. 
 
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